Diagnóstico
Según el DSM-5 TR, los criterios diagnósticos oficiales para la bulimia nervosa son los siguientes:
1. Episodios recurrentes de atracones. Un episodio de atracón se caracteriza por ambos de los siguientes criterios:
- Ingerir en un período de tiempo determinado (por ejemplo, dentro de un período de 2 horas), una cantidad de comida significativamente mayor de la que la mayoría de las personas consumiría en circunstancias similares.
- Sensación de falta de control sobre la ingesta de alimentos durante el episodio (por ejemplo, sentir que no se puede dejar de comer o controlar qué o cuánto se está comiendo).
2. Comportamientos compensatorios inapropiados y recurrentes para evitar el aumento de peso, como vómito autoinducido, uso indebido de laxantes, diuréticos u otros medicamentos, ayuno o ejercicio excesivo.
Los episodios de atracón y los comportamientos compensatorios ocurren, en promedio, al menos una vez por semana durante tres meses. La auto evaluación está influenciada en exceso por la forma y el peso corporal.
Signos y síntomas emocionales y conductuales
- Preocupación constante por el peso, la forma y la apariencia, lo que lleva a conductas de restricción/dieta para promover la pérdida de peso.
- Evidencia de atracones, como la desaparición de grandes cantidades de comida en períodos cortos de tiempo o muchos envoltorios y envases vacíos que indican el consumo de grandes cantidades de comida.
- Evidencia de conductas purgativas, como frecuentes visitas al baño después de las comidas, señales y/o olores de vómito, presencia de envoltorios o paquetes de laxantes o diuréticos.
- Se muestra incómodo al comer en público o con otras personas.
- Desarrolla rituales alimentarios por ejemplo, comer solo un tipo de comida o grupo de alimentos, masticar en exceso, no permite que los alimentos se toquen entre sí.
- Salta comidas o toma porciones pequeñas en las comidas regulares.
- Participa en dietas de moda, eliminación de grupos alimenticios completos, vegetarianismo/veganismo con el fin de perder peso.
- Participa en episodios de atracones, comiendo grandes cantidades de comida en un corto período de tiempo, a menudo en secreto.
- Después de los episodios de atracones, frecuentemente participa en conductas compensatorias como vómitos auto inducidos, uso de diuréticos/laxantes, ayuno/restricción, ejercicio excesivo o manipulación de la dosis de insulina.
- Se aleja de amigos y actividades placenteras previas, volviéndose más aislado y secreto.
- Miedo a comer en público o con otros.
- Roba o acumula comida en lugares extraños.
- Bebe cantidades excesivas de agua o bebidas sin calorías.
- Usa cantidades excesivas de enjuague bucal, mentas y chicles.
- Se oculta el cuerpo con ropa holgada.
- Mantiene un régimen de ejercicio excesivo y rígido, a pesar del clima, la fatiga, la enfermedad o las lesiones, debido a la necesidad de "quemar" calorías.
- Crea horarios o rituales de vida para hacer tiempo para sesiones de atracones y purgas.
- Se aleja de amigos y actividades habituales.
- Revisión frecuente en el espejo de supuestas imperfecciones en la apariencia.
- Cambios extremos de ánimo.
- Evalúa su autoestima basada en el peso, la forma y la apariencia.
- Experimenta vergüenza, culpa y desesperación después de episodios de atracones y conductas compensatorias.
- Frecuentemente experimenta baja autoestima.
Signos y síntomas físicos
- Fluctuaciones notables en el peso, tanto hacia arriba como hacia abajo.
- El peso corporal generalmente se encuentra dentro del rango de peso normal, sin embargo, algunas personas tienen cuerpos más grandes.
- Calambres estomacales y otras molestias gastrointestinales no específicas (estreñimiento, acidez estomacal, etc.).
- Dificultades para concentrarse.
- Resultados de laboratorio anormales (anemia, bajos niveles de tiroides y hormonas, desequilibrios electrolíticos, bajo potasio, bajos recuentos de células sanguíneas, frecuencia cardíaca baja).
- Mareos.
- Desmayos/síncope.
- Problemas para dormir.
- Cortes y callos en la parte superior de las articulaciones de los dedos (resultado de inducir el vómito).
- Problemas dentales debido a la purga, como erosión del esmalte; encías sangrantes/enfermedad periodontal; sensibilidad a las temperaturas; caries; decoloración de los dientes; boca seca; agrandamiento de las glándulas parótidas/submandibulares y problemas para tragar.
- Piel seca.
- Uñas secas y quebradizas.
- Debilidad muscular.
- Piel amarilla (en el contexto de comer grandes cantidades de zanahorias).
- Irregularidades menstruales.
Condiciones que frecuentemente coexisten
- Trastornos de ansiedad, incluidos el trastorno de ansiedad generalizada, la ansiedad social, las fobias, el trastorno de pánico, el trastorno de estrés postraumático y el trastorno obsesivo-compulsivo.
- Depresión y otros trastornos del estado de ánimo.
- Trastornos por consumo de sustancias.
- Comportamientos auto lesivos (corte y otras formas de autolesión sin intención suicida).
Tratamiento
Obtener un diagnóstico es solo el primer paso hacia la recuperación de un TCA. El tratamiento de estos trastornos suele involucrar una combinación de asesoramiento psicológico y nutricional, junto con monitoreo médico y psiquiátrico. El tratamiento debe abordar tanto los síntomas del trastorno alimentario y sus consecuencias médicas como los factores psicológicos, biológicos, interpersonales y culturales que contribuyen a su desarrollo o mantenimiento. Requiere del trabajo de un equipo multidisciplinario de profesionales de la salud física y mental con experiencia en el tratamiento de este tipo de trastornos. El equipo de tratamiento puede incluir un médico, un psiquiatra, un psicoterapeuta y un nutricionista.
El asesoramiento nutricional es fundamental e incluye educación sobre las necesidades nutricionales, así como la planificación y el seguimiento de elecciones alimentarias racionales por parte del paciente. Existen diversos tratamientos que han demostrado ser efectivos en el abordaje de los TCA. En general, el tratamiento es más eficaz cuando se inicia antes de que el trastorno se vuelva crónico, pero incluso las personas con trastornos alimentarios de larga duración pueden recuperarse.
Dadas las graves consecuencias físicas y psicológicas que los TCA pueden provocar, es fundamental buscar ayuda profesional lo antes posible. Se ha demostrado que la intervención temprana es un factor clave para obtener resultados positivos en el tratamiento.