Síndrome del Atracón, TA

Se caracteriza por episodios recurrentes de grandes atracones de comida, ingeridos a gran velocidad. Puede ser que la persona trate de detenerse el atracón pero no lo logra hasta sentirse incómodamente llena. Posteriormente, suele venir un sentimiento de culpa, vergüenza, angustia o ansiedad.

Diagnóstico

Según una revisión exhaustiva de los estudios más recientes, el TA es el segundo trastorno alimentario más común diagnosticado, solo superado por los OSFED. Si bien el síndrome del atracón es más común en adultos, los estudios han encontrado que también es frecuente en la adolescencia.

El TA se caracteriza por episodios recurrentes de atracones, consumiendo cantidades mayores de alimentos en un tiempo determinado que la mayoría de las personas en la misma situación. Otros comportamientos asociados incluyen comer muy rápido, comer más allá del punto de sentirse lleno, comer cuando no se tiene hambre y comer solo. Este comportamiento va acompañado de intensos sentimientos de "pérdida de control" sobre la comida, vergüenza y culpa. El TA se diagnostica cuando una persona presenta episodios de atracones, en promedio, al menos 1 día a la semana durante 3 meses.

      Signos y síntomas emocionales

      Los episodios de atracón están asociados con tres (o más) de los siguientes:

      Signos y síntomas físicos

      Condiciones que frecuentemente coexisten

      Tratamiento

      Obtener un diagnóstico es solo el primer paso hacia la recuperación de un TCA. El tratamiento de estos trastornos suele involucrar una combinación de asesoramiento psicológico y nutricional, junto con monitoreo médico y psiquiátrico. El tratamiento debe abordar tanto los síntomas del trastorno alimentario y sus consecuencias médicas como los factores psicológicos, biológicos, interpersonales y culturales que contribuyen a su desarrollo o mantenimiento. Requiere del trabajo de un equipo multidisciplinario de profesionales de la salud física y mental con experiencia en el tratamiento de este tipo de trastornos. El equipo de tratamiento puede incluir un médico, un psiquiatra, un psicoterapeuta y un nutricionista.

      El asesoramiento nutricional es fundamental e incluye educación sobre las necesidades nutricionales, así como la planificación y el seguimiento de elecciones alimentarias racionales por parte del paciente. Existen diversos tratamientos que han demostrado ser efectivos en el abordaje de los TCA.  En general, el tratamiento es más eficaz cuando se inicia antes de que el trastorno se vuelva crónico, pero incluso las personas con trastornos alimentarios de larga duración pueden recuperarse.

      Dadas las graves consecuencias físicas y psicológicas que los TCA pueden provocar, es fundamental buscar ayuda profesional lo antes posible. Se ha demostrado que la intervención temprana es un factor clave para obtener resultados positivos en el tratamiento.