Testimonio anónimo.
Soy viuda, tengo 5 hijos, 3 mayores y dos niñas actualmente entrando a la adolescencia Valeria de 13 años y Daniela de 11 años (nombres ficticios) Mi esposo falleció de forma fulminante por COVID en Julio de 2021, en su acta de defunción decía neumonía por covid 19 y obesidad mórbida.
Esta causal de enfermedad me asustó mucho y decidí que mi hija Valeria de 11 años en ese momento y yo empezáramos tratamiento con una nutricionista que estaba muy de moda en ese momento. Al principio todo iba bien, Valeria bajaba 2 a 3 libras mensuales y para mí no era nada nuevo pues estuve a dieta desde los 8 años. El cuerpo de Valeria y el mio siempre han sido de consistencia gruesa y a mi desde pequeña me enseñaron a luchar contra la “gordura”, al poner a dieta a Valeria transmití el mismo mensaje.
Como mencioné al inicio el tratamiento iba bien según mi perspectiva, pero en diciembre de ese mismo año, Valeria me dijo que bajaría de peso y tendría el mismo cuerpo que su hermana Daniela de 9 años y en un solo un mes bajó 20 libras. Había aprendido a restringir, le cambió el carácter y su forma de ser. Daniela también aprendió a restringir imitando a su hermana mayor.
En marzo de 2022 Valeria milagrosamente dejó de restringir pero Daniela no pudo parar y poco a poco empezó a bajar de peso. Un día la estaba peinando para ir al colegio y cayó desmayada en mis brazos, la llevé al pediatra y le diagnosticó Anorexia Nerviosa y depresión. Por no contar yo, con recursos para tratarla de forma privada me remitió a un hospital público, en donde por no conocer sobre Trastornos de la Conducta Alimentaria, TCA, no pudieron ayudarla por lo que seguía perdiendo peso aceleradamente al grado en que un dejó se comer y solo lamía la comida.
Logramos que la recibiera una de las psiquiatras de ese hospital y la ingresó por más de una semana para controlarle su anemia y hacer exámenes… le dieron el alta pero ella seguía bajando de peso... yo estaba desesperada… no sabía que más hacer… mi hija se moría…
En esa época uno de mis jefes me mostró una publicación en redes sociales de un congreso que se impartiría esos días sobre anorexia y en la parte de abajo decía ASOCIACION ESTIMA y colocaban un correo electrónico, en ese momento escribí y en menos de 5 minutos me llamaron de Asociación Estima: “Buenas tardes soy Julia Raquel de Orellana, usted nos acaba de escribir pidiéndonos ayuda… no se preocupe.. aquí estamos para apoyarla”. Fue una llamada directa del cielo... AL FIN HABÍA ALGUIEN QUE ENTENDÍA LO QUE YO ESTABA PASANDO PORQUE ELLOS YA LO HABÍAN PASADO TAMBIEN Y PODIAN INDICARME EL CAMINO QUE DEBERÍA SEGUIR CON MI HIJA.
Se tomaron el tiempo de explicarme que lo que tenía mi hija era una enfermedad que podía hacerse crónica y lo duro que era para mi hija estar presa en su cuerpo por ese destructor TCA a quien le mis hijas y yo pusimos por nombre “Gumersinda”. Me explicaron el proceso que deberíamos tomar para recuperarla y por qué era necesario apoyarnos en los 4 pilares de los médicos especialistas. Cada día no faltaba la llamada preguntándome cómo estábamos no solo la niña si no también yo que me convertí en verdugo y madre al mismo tiempo, me dieron ánimos y me explicaron que los TCA son enfermedades de larga duración y con altas y bajas.
Me remitieron a Arboretum para evaluar a la niña e iniciamos su tratamiento con los especialistas en TCA: Dra. Tania Arévalo y psiquiatras Dra. Xenia Durán y Dr. Mario Salmán del hospital Bloom, la Psicóloga Licda Karla Pineda y nuestra valiente, paciente y amorosa Licda. Abigail González, nuestra nutricionista. Llevamos casi año y medio de estar en tratamiento, Valeria en recuperación de anorexia nervosa y depresión y Daniela de anorexia, bulimia, trastornos por atracón y ya lo último ansiedad y resistencia a la insulina.
No han sido nada fáciles estos últimos dos años desde la muerte de mi esposo y las enfermedades de mis hijas, pero vamos avanzando! Doy gracias al Señor por su misericordia porque siempre nos cuida y protege a través de ángeles de carne y hueso como lo son todos los miembros de Asociación Estima que se han donado con su entrega y amor con cada uno de los padres e hijos con este tipo de enfermedades mentales. He aprendido también a través de sus páginas en redes sociales, página web y sus cartas que no fallan en mi correo y han sido micrófonos para que mi familia, amigos y colegio, entiendan estos trastornos y tengamos no un poco, sino MUCHA empatía hacia las familias que lo estamos enfrentando.
Tengo tanto que agradecer a Dios por habernos iluminado el camino a la recuperación que hoy ya estamos recorriendo de la mano de Asociación Estima y todos los especialistas. Gracias Asociación Estima ¡ustedes lo han vivido y lo han logrado... y hoy nos ayudan y orientan para también nosotros lograrlo!