Testimonios

En Asociación Estima, acompañamos a pacientes, familias y profesionales en el camino hacia la recuperación de los Transtornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Descubre sus historias y como el apoyo adecuado puede marcar la diferencia.

PERDÍ EL SENTIDO DE TODO LO QUE ERA IMPORTANTE PARA MI

Testimonio anónimo.

Todo comenzó a mis trece años, cuando comencé a sufrir de un desorden de ansiedad  conocido como trastorno obsesivo-compulsivo, TOC. La ansiedad que sentía comenzó a afectar todas mis actividades, y eventualmente incluyó mi alimentación. Notaba que, al restringir mis alimentos, manejaba mi ansiedad y sentía control sobre mi vida. Pasé tres años restringiendo mi dieta y manteniendo un peso bajo, pero fue hasta los dieciséis años que altos niveles de estrés en mi entorno me llevaron a restringir drásticamente.

Pasaba la mayoría de mi tiempo planificando y pensando en los alimentos que iba a consumir, escondiéndome de mi familia y amigos para evitar comer y como resultado perdí mucho peso rápidamente, además del peso, perdí mucho más. Perdí el sentido de todo lo que era importante para mi en ese tiempo, mi vida estaba totalmente consumida por mi Trastorno de la Conducta Alimentaria, TCA. Perdí todos los sueños y visiones que tenía para ese año, porque no tenía la energía para pensar en otra cosa que no fuera mi TCA.

Es difícil recordar ese tiempo. Me levantaba cada día como un robot, con un terrible dolor en todos los huesos, una increíble fatiga, y una mente completamente ofuscada. Discutía con mis padres todos los días, y había mucho estrés en casa. Nunca he sido una persona confrontativa, pero durante este tiempo mi mente demandaba que hiciera todo lo posible por comer lo menos posible, incluso si eso significaba pelear con mis padres o mentirles de cualquier manera. No me reconocía a mi misma, porque todo lo que veía era el TCA.

Estaba en una profunda negación, pero al mismo tiempo sabía, en el fondo, que no quería seguir viviendo de esa manera. Parecía que nadie podía ayudarme, ningún doctor, psicólogo, amigo, maestro, o padre entendía lo que me estaba pasando. Un día mis padres me anunciaron que no tenía opción, que habían encontrado un equipo de profesionales que podrían ayudarme en San Salvador, y que pronto íbamos a hacer el viaje de seis horas desde nuestra ciudad en Honduras. Aunque lo menos que quería era ir, sentía un poco de esperanza, que quizás las cosas podrían mejorar.

Así empezó mi proceso de recuperación. Mi tratamiento consistía en que mis padres debían preparar, servir y supervisar todas mis comidas. Por lo tanto, comencé a hacer escuela desde casa, y mi madre se quedaba conmigo, sentándose por horas mientras yo aprendía a comer otra vez. Me sentía atrapada, esos momentos fueron como una pesadilla, y requirieron muchas lágrimas y mucha paciencia. Pero continuaba teniendo la esperanza que algún día podría vivir mi vida de nuevo, y alcanzar mi más grande sueño: realizar mis estudios universitarios en Estados Unidos.

Poco a poco, mientras mi cuerpo y mi mente iban sanando, mi cuerpo dejó de doler y mi claridad mental regresó. Pude finalmente, aceptar que tenía un problema, y que debía seguir luchando. La manera en que mi familia me apoyó en estos momentos fue lo más importante en mi recuperación. De no haber estado conmigo, y brindarme el amor y paciencia cuando más la necesitaba, no hubiera logrado recuperarme.

Los primeros meses, e incluso años, tras haber alcanzado un peso saludable, fueron los más difíciles. Sentí la intensidad de la ansiedad regresar, además todo parecía mucho más intenso que antes. No sabía cómo manejar estos sentimientos de una forma saludable, y aprender a manejarlos ha sido lo más importante en mantener mi recuperación con el paso de los años.

Hoy en día, tengo veintidós años, y he realizado mi sueño de completar mis estudios de pregrado en Estados Unidos y actualmente continuo con estudios de maestría. Todavía sufro de mucha ansiedad, desorden obsesivo compulsivo y depresión, pero tengo fe en mi fuerza y determinación para vencer estos problemas, de la misma forma que he vencido mi TCA. Espero que mi historia pueda servir de motivación para alguien que esté sufriendo de un TCA, hubo un tiempo en que no imaginaba de qué manera podría salir adelante, ¡pero estoy aquí para decirte que si es posible!